Cuatro de Febrero! Amaneció clara la mañana en esta Caracas rebelde. Me asomo con un cafecito, como todos los días, a la ventana de esta celda, “un poquito mejor que Yare”, como lo dijo un viejo y sabio amigo, el Dr. Hernando Grisanti Aveledo, una tarde que me visitó aquí en palacio, recordando nuestras tertulias en las tardes calurosas de la cárcel aquella.
Allí, al lado, reposa en su caballete un óleo que comencé a pintar y aún no concluyo, en el que quiero dejar plasmada esta vista que me trago con los ojos mirando hacia el oeste. Allá arriba, se recorta sobre la colina, entre los imponentes superbloques del 23 de Enero y las alturas de El Calvario, el viejo cuartel de la planicie.
Allá llegamos aquella medianoche, entre ráfagas de fusilería y un denso olor a pólvora que comenzaba ya a impregnar “la madrugada enrojecida”.
Allá instalamos el comando general de la operación insurreccional “Ezequiel Zamora”.
Y más acá, en la línea de vista que une el cuartel de la planicie con este punto donde estoy, se levanta como flotando entre los árboles, el cristo reluciente de los brazos abiertos que mira hacia el sur, como indicando el rumbo por donde debemos avanzar los pueblos de nuestra América, construyendo “el reino” que Jesús vino a anunciar hace dos mil años.
¡Hoy ese reino no es otro que el socialismo!
¡Cuatro de Febrero! Fue largo el camino que nos trajo hasta ti.
Y largo también el que desde tu madrugada nos ha traído hasta aquí.
Escribo estas líneas poco antes de salir a Maracay, donde se han organizado los eventos de conmemoración del Día de la Dignidad Nacional, que culminarán esta tarde con un desfile Cívico-Militar, en aquella inolvidable ciudad jardín, ciudad cuartel, “encrucijada de todos los caminos” y cuna también del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200.
Esta semana comenzó con un desbordamiento de la pasión patria. A la altura de Febrero y su carga histórica. El lunes 2 cayó el diluvio sobre Caracas, pero aún bajo las aguas, ardió intensamente el fuego patrio en las celebraciones del décimo aniversario del Gobierno Bolivariano.
Un verdadero frenesí se concentró en la Av. Los Próceres y en el Patio de Honor de nuestros cadetes de azul y vinotinto.
Los discursos de Evo, Correa, Zelaya, Roosevelt, Machado y Daniel Ortega quedarán como tributo bien merecido de los pueblos de Centroamérica, el Caribe y Suramérica, al bravo pueblo Venezolano, a todos y todas ustedes, camaradas, que en esta primera década del Gobierno Revolucionario, han sabido grabar para la historia páginas verdaderamente heroicas e imborrables.
Ayer, martes tres de febrero, el Mariscal Sucre volvió a nacer en Cumaná, desbordada nuestra Ciudad primogénita, por una apasionada marea roja que nos bañó de principio a fin, durante la memorable visita de los presidentes Daniel Ortega y Rafael Correa.
El parque Ayacucho reventaba de pueblo, bajo sus grandes y hermosos árboles centenarios. Luego, llegamos hasta la orilla norte del río Manzanares y casi nos lanzamos a sus legendarias aguas. “Todo huele a Sucre”, dijo Rafael Correa; especialmente, cuando cruzamos el histórico Barrio de San Francisco y sus casas coloniales, rumbo al castillo de San Antonio.
Desde allí, allá en la colina, observamos la bella Cumaná, el Golfo de Cariaco, la península de Araya…y mas allá, hacia el norte azul, las alturas lejanas de Margarita, aquella isla heroica.
Estábamos hirviendo en el fuego sagrado sobre esa tierra santa, donde Toñito Sucre, el mariscal de América, el Abel de Colombia la Grande, vino al mundo el 3 de Febrero de 1795…
Compatriotas, camaradas, ahora pongámonos en situación. Este miércoles cuatro de febrero comenzó la quinta fase de nuestra campaña: ¡El doble ataque blindado! Sólo faltan nueve días para el amanecer del quince de febrero.
Quiero insistir en los aspectos esenciales para el remate, para la recta final… Nada debe dejarse a la movilización espontánea, a la improvisación.
A ustedes les digo, misioneros y misioneras de los frentes sociales y las misiones; a ustedes les digo, patrulleros y patrulleras del PSUV; a ustedes les digo, militantes de los partidos aliados y a todos y a todas: derrotar la abstención en nuestras filas tiene que ser una consigna realizable con una táctica y una estrategia científica y no por voluntarismo.
No permitamos que las encuestas nos conduzcan al peligroso sendero del triunfalismo y, en consecuencia, a la terrible desmovilización.
No nos dejemos obnubilar por los actos masivos, que pueden a veces ser engañosos.
No hay mejor encuesta que la que haremos el domingo 15 de febrero, día en que debemos lograr el triunfo del SÍ por avalancha.
Y eso sólo se logra con los votos reales del pueblo y los trabajadores, la juventud y los estudiantes, los hombres y las mujeres; en fin, de nosotros los patriotas!
Vamos pues, al doble ataque Blindado, a lo largo de todo el frente.
¡A la carga!
¡A paso de Vencedores!