Científicos socialistas venezolanos lograron identificar y aislar el virus G-33, la toxina causante de trasmitir varias enfermedades asociadas al consumo indiscriminado de contenidos informativos generados por empresas privadas de comunicación.
Entre los principales padecimientos, capaz de contagiar la cepa virulenta, están: la alienación mediática, depresión severa, incontinencia verbal, disfunciones sistemáticas, mitomanía, atracción por la banalidad, esquizofrenia y paranoia.
Los especialistas sometieron a altas dosis del virus G-33 a voluntarios, los que al estar expuestos por varios días de transmisión, se tornaron violentos, negativos y oposicionistas. En el 95% de los casos, los individuos desarrollaron una atracción excesiva por el dinero, el lujo y la vagabundearía.
Los investigadores bolivarianos comprobaron que el virus utiliza como vía de propagación un medio de comunicación masivo: la televisión. Esta enfermedad es capaz de inducir hipnosis colectiva y disminuir los valores socialistas como la solidaridad y el humanismo.
Aconsejan mantener alejados a los niños y jóvenes de sus televisores, o regular la programación que estos observan, pues son ellos esencialmente vulnerables a contraer el G-33, provocando trastornos de personalidad y crecimiento.
Venezuela ha desarrollado una potencial vacuna que neutraliza la virulencia de este flagelo comunicacional, que por mucho tiempo ha afectado la salud mental de nuestro pueblo.
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