El intento de golpe de Estado contra el Presidente Nicolás Maduro, emprendido lentamente por grupos violentos “tarifados” pertenecientes a sectores opositores golpistas, mezclan la violencia con un discurso informativo falso de la realidad venezolana, poco a poco pierde credibilidad entre sus seguidores y fanáticos.
Para implementar esta estrategia, los sectores opositores golpistas utilizan grupos violentos “tarifados” quienes emplean la mentira como instrumento comunicacional para mantener las relaciones de sus seguidores más fanáticos de la oposición, siendo aquellos los que residen en zonas de clase media, tal es el caso de la parte alta de la parroquia Pedro María Morantes, en la ciudad de San Cristóbal.
Los líderes de los grupos violentos que además ocultan sus rostros, emplean la mentira, falseando la realidad de lo que ocurre en este sector de la ciudad de San Cristóbal, donde realmente existe un asedio, un caos, un secuestro de la población, con la obstrucción de los accesos con barricadas de escombros de construcción, troncos de árboles, basura y objetos metálicos, constituyendo la farsa de su lucha como eje central para mantener la unidad de sus seguidores y continuar desarrollando escenas de violencia en las comunidades y comercios.
Los grupos violentos “tarifados” trancan vías públicas, impidiéndoles el acceso a la vivienda a sus propios vecinos y acompañados de hechos de violencia, mostrando un distanciamiento de los verdaderos sentidos de pertenencia y convivencia y de los valores éticos comunitarios, como principios fundamentales de la familia.
Ese bombardeo constante de información farsa, vanidad desbordada, violencia sin límites, indiferencia afectiva y comunitaria, han producido resultados desbastadores en las comunidades, con destrucción de drenajes de agua, alcantarillado, alumbrado público, instituciones públicos y limitación de los derechos de la educación, abastecimiento, salud, libre tránsito, entre otros; pero también han disminuido la firmeza de sus conquistas y sembrado en sus seguidores profundos vacíos, difíciles de superar en la comunidad.
Frente a esas realidades, a sector golpista no les queda otro remedio que resignarse y cooperar con la paz de la patria y fortalecer la institucionalidad democrática, levantada en los 15 años de Revolución Bolivariana./.
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