domingo, 26 de junio de 2011

Día del Periodista: 193 años del Correo del Orinoco, y de Batalla Comunicacional


Hace 193 años, un 27 de junio circuló por primera vez El Periódico “El Correo del Orinoco",  fundado por Simón Bolívar, El Libertador como instrumento básico para plasmar su ideal de independencia.

En conmemoración a esta fecha, en 1964 se instituyó el 27 de junio como el Día Nacional del Periodista. Anteriormente este día se celebraba en Venezuela el día 24 de Octubre, fue la Asociación Venezolana en 1942, que escogió esta fecha, ya que un 24 de octubre de 1808 fue fundada la Gaceta de Caracas, impreso que respondía a los intereses de la Corona Española.

Los periodistas venezolanos estuvieron 22 años celebrando el 24 de octubre como su Día Nacional, como todavía hoy continúa haciéndolo el gremio de los trabajadores gráficos, en recordación de los prensistas que imprimían los ejemplares de la Gaceta de Caracas. No fue sino hasta 1964 cuando Guillermo García Ponce, envió desde su presidio en el cuartel San Carlos una carta a la Tercera Convención de la Asociación Venezolana de Periodistas, reunida en Valencia, con la propuesta de cambiar esa fecha del 24 de octubre por la de la fundación del Correo del Orinoco.
 
Aprobada por unanimidad, desde el año siguiente, 1965, se celebra en Venezuela el Día Nacional del Periodista todos los 27 de junio.

Breve historia del periodismo en Venezuela
El periodismo venezolano fue en sus inicios, y hasta bien entrado el siglo XX, casi exclusivamente un medio de difusión de ideas en los planos políticos, económicos, morales y artísticos, por ello algunos autores consideran que la prensa en sus primeros siglos, aproximadamente entre 1764 y 1945, se caracterizó por perseguir dividendos de tipo político y de aceptación social, pero no económicos, tal y como sí se observa en una etapa posterior que comenzó después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los medios venezolanos se diversifican y el desarrollo económico del grupo propietario sustituye a cualquier otro objetivo (Pellegrino, 2004).

A diferencia del periodismo moderno que tiene en la noticia como mercancía su razón de ser fundamental, y que comenzó la Venezuela contemporánea en los años 40 del siglo XX, mientras en el mundo se consolidó en las últimas décadas del siglo XIX, el periodismo digital sí hizo su aparición en Venezuela más o menos igual que en el resto del planeta, en el estado Táchira uno de los primeros portales de internet estuvo www.eltachira.com, teniendo como redactor el periodista Wilber Dávila, luego tomó el nombre otras modalidades como los blogs, diseminando la experiencia por varios municipios del estado Táchira, por tanto nuestro país hoy se ve inmerso en las nuevas tendencias del periodismo, pero siempre con nuestra particular realidad política, económica, social y cultural, en donde los medios de comunicación están en manos de personas ajenas a la comunicación social, tales como políticos, empresarios, banqueros, hacendados, entre otros, y donde el mensaje desalentador prevalece, y desafían a la Revolución Bolivariana en una Batalla Comunicacional, donde ocultan los verdaderos aciertos de la Gestión de Gobierno del Presidente Hugo Chávez.

Especial situación ha vivido el periodismo venezolano desde finales del siglo XX y principios del XXI, la situación política dio giros importantísimos y arropó el quehacer periodístico.

Época de la Colonia e Independencia
Primer periódico editado en Venezuela.
En relación con otros países de América, como México y Perú, la imprenta en Venezuela se introdujo muy tardíamente. Así el primer periódico editado en Venezuela fue La Gaceta de Caracas, el 24 de octubre de 1808. La Gaceta era un semanario que aparecía los viernes, con cuatro hojas dispuestas a dos columnas y con un precio de real y medio. De índole oficial como correspondía a su momento histórico, no era más que una prolongación de la prensa de la Corona, sujeta a los principios ideológicos de ésta y sometida a la censura monárquica y eclesiástica.

La Gaceta de Caracas, enteramente fiel al rey. Su contenido se reduce a artículos tomados de La Gaceta de Madrid y de otras publicaciones españolas, avisos de oficios religiosos,  circulares y decretos de las autoridades coloniales, requisitorias y ofrecimientos de recompensas por esclavos fugitivos. Posee escasa información local y del país. Porque este “tornadizo vocero” inició sus actividades como órgano de los intereses realistas y su aparición obedece, entre otros factores, a la influencia de Inglaterra ante el Capitán General Casas, a quien se le instó para que diera a conocer los “atropellos” de Napoleón en la Península. (Con mayor amplitud me he referido a este factor en el trabajo que publiqué en el No. 23 de la Revista nacional de Cultura,1941).

Desde el punto de vista arriba citado, el título de “Primer periódico” correspondería, más bien, al “Semanario de Caracas”, fundado el 4 de noviembre de 1810 por el Licenciado Miguel José Sanz y el médico José Domingo Díaz (el más hábil oportunista de nuestro naciente periodismo)

Expansión del periodismo en Venezuela
La lucha por la independencia alienta y estimula la aparición de otros periódicos a partir de 1810, con ellos: El Mercurio Venezolano y El Publicista de Venezuela; El Patriota de Venezuela y El Semanario de Caracas, los cuales constituyen los primeros órganos oficiales de la revolución. Tanto El Mercurio como El Publicista registran los pormenores de los debates de nuestro primer Congreso, la controversia entre quienes consideran prematuro el intento emancipador y se mostraban favorables al estado colonial y quienes, como Juan Germán Roscio y Francisco de Miranda, defienden con ímpetu la revolución. El Patriota de Venezuela, publicado en 1811 fue el vocero de la Junta Patriótica. El Semanario de Caracas, fundado por Miguel José Sanz y José Domingo Díaz, es considerado por algunos autores (Cuenca, 1980) como el periódico más importante de la época por su densidad doctrinaria, su visión política de los problemas y el descubrimiento de la geografía nacional. En la misma época, Cumaná, se publican dos periódicos animados también por el espíritu revolucionario: El Patriota Venezolano y La Gaceta de Cumaná.

Final de la  época de la Emancipación
El 27 de junio de 1818, aparece en Angostura El Correo del Orinoco, dirigido por el propio Simón Bolívar, El Libertador. El Correo ha sido considerado el periódico de mayor significación en este momento histórico, circuló hasta el 23 de marzo de 1822, como artillería del pensamiento en la Tercera República para enfrentar “Gaceta de Caracas”, periódico de la Corona Española. Siendo su declaración central: “Somos libres, escribimos en un país libre y no nos proponemos engañar al público”. Narrando en sus páginas, con visión y orientación republicana, los acontecimientos bélicos que desembocarán en el fin del período colonial. Por este motivo el Colegio Nacional del Periodistas (CNP), instituyó su fecha de fundación (27 de junio) como el día del periodista venezolano. 

El Correo Nacional, primer periódico del Zulia, publicado en 1821 por el mismo impresor del Correo del Orinoco, el francés Andrés Roderick, difundió también las noticias de la última etapa de la Independencia.

Visión periodística de Simón Bolívar, El Libertador
Bolívar, inspirador de la prensa republicana, no fue periodista ni impresor pero sí un militar político que tuvo muy claro el papel de la prensa como medio de difusión de ideas. Llamó a la prensa “la artillería del pensamiento” y en muchas de sus cartas hizo énfasis en que los periódicos debían ser atractivos y bien confeccionados. En una carta a Santander, critica fuertemente al Correo de Bogotá, señalándole que el periódico debe publicar cosas útiles y que debe cuidar su titulación. En otra correspondencia se queja de la mala posición (diagramación) del Correo del Orinoco y de su estilo altisonante y retórico, aconsejando un lenguaje sencillo y directo. Otro ejemplo de la visión periodística de Bolívar es la táctica de las dobles ediciones: una falsa, con batallas y maniobras inexistentes, hecha para confundir al enemigo y otra verdadera, para difundir la verdad de los hechos.

Antes que Simón Bolívar, El Libertador;  Francisco de Miranda, El Generalísimo, publicó en Londres, el 15 de marzo de 1810, el primer número del periódico “El Colombiano”, que circuló quincenalmente en Caracas, Buenos Aires, Santa Fe, Trinidad, Veracruz, México, Rió de Janeiro y la Habana, hasta mayo de 1810. El Primer órgano de prensa que levanta la bandera de la independencia continental tenía como objetivo: “revelar el verdadero estado de las cosas en España mediante la presentación de informaciones alternativas y no censuradas para contrarrestar las noticias oficiales emitidas por la Península Ibérica. 

Después de la aparición de El Correo del Orinoco, Antonio José de Sucre, El Gran Mariscal de Ayacucho, creó el semanario EL CONDOR DE BOLIVIA que circuló el 29 de octubre de 1825 alcanzando 134 números. El Cóndor de Bolivia tenía como objetivo: "ilustrar al pueblo en sus verdaderos intereses, para hacerlo marchar por la senda de la libertad verdadera, para que sea feliz, para indicarle los escollos y peligros que la ambición, las pasiones exaltadas, las miras inicuas y la intriga puedan presentarle".

La prensa de este período (tanto la de los pocos años del ensayo unionista como los primeros de la llamada Oligarquía Conservadora), sería de índole moderada y carente de pugnacidad. Se trataba de publicaciones mensuales, quincenales o semanales como El Argos, El Colombiano, El Astrónomo, El Observador Caraqueño, El Republicano y otros.

El tono sosegado de esta prensa contrastará abiertamente con la década de los 40, cuando roto el equilibrio político, se desatará la lucha abierta entre conservadores y liberales y la prensa reflejará abiertamente las pasiones y contradicciones políticas y sociales del momento.

En 1837 se edita el primer diario: El Diario de Avisos, publicado en Caracas por Santiago Morín y Tadeo Carvallo (Cuenca, 1980: 48). Para algunos historiadores la primacía corresponde a La Mañana, publicado en 1841. En los mismos años aparecen las primeras revistas literarias como La Oliva, La Guirnalda, La Bandera Nacional y El Liceo Venezolano.

En los años 40 el país sufre una aguda crisis económica motivada por la caída de los precios de los productos agrícolas de exportación en el mercado europeo. Muchos agricultores se arruinan y algunos pierden sus tierras al no poder cancelar las deudas con los comerciantes y prestamistas. Esta situación se agrava con la aplicación de la llamada ley de “Espera y quita”, promulgada el 10 de abril de 1834, que permitía el remate de las propiedades de los deudores por el monto que fuera ofrecido en la subasta.

La situación divide a la oligarquía gobernante y un sector de ésta pasa a constituir el núcleo oposicionista que dará origen al Partido Liberal. Antonio Leocadio Guzmán, hábil tribuno y escritor funda El Venezolano, que por su alcance y penetración se le considera el primer periódico popular del país. Por su intermedio, Guzmán difunde los planteamientos liberales: alternabilidad en el poder, derogación de la ley del 10 de abril, independencia de la universidad, libertad de cultos, apoyo a la agricultura. Bajo la sombra de El Venezolano, periódico más bien doctrinario y principista, aparecen también una serie de publicaciones de estilo más hiriente y pugnaz: Los Ayes del Pueblo, El Sin Camisa, Las Avispas, El Centinela de la Patria, La Centella, El Trabuco, El Relámpago de Marzo, etc., son periódicos de verdadera agitación social que hacen campaña abierta a los gobernantes. El Trabuco llama a Páez “el primer ambicioso de Venezuela” y a Soublette “el verdugo de la patria”. El Relámpago de Marzo pide el asesinato del presidente y sus ministros, por considerarlo una calamidad pública. El Rayo dice de Páez y Soublette: “los dos bribones y los malvados más insignes que haya producido la tierra. Ladrones descarnados, viejos impúdicos cargados de años y crímenes”.

La prensa de tendencia conservadora ataca a su vez a Guzmán y a los liberales en periódicos como La Tormenta, El Vejigatorio y El Diario de la Tarde. En este último ganaría su fama de gran periodista de opinión y polemista, Juan Vicente González.

La efervescencia periodística en ese momento no se reduce sólo a Caracas. En la mayoría de las capitales provinciales se publican semanarios o quincenarios de intereses políticos concretos, a favor o en contra del gobierno: Cumaná, Valencia, Coro, Guanare, Barquisimeto y Ciudad Bolívar verán aparecer estas publicaciones.

Primer periódico tachirense
En San Cristóbal aparece el primer periódico, tachirense, El Ecos del Torbes, lanza su primera edición el 6 de septiembre de 1845, fundado y dirigido por el neogranadino Domingo Guzmán Escandón.

Este rotativo de tendencia liberal nació para combatir el Gobierno Conservador con sede en
Mérida. Desde ese año y hasta finales de siglo XIX, el periodismo regional tendrá un desarrollo vigoroso que incluirá los periódicos de La Grita, San Antonio, Capacho y otras poblaciones del Táchira.

En 1864 el Congreso aprueba un nuevo Código de Imprenta, en el cual se introducen algunas innovaciones destinadas a limitar la prensa liberal: se establecen penas para aquellos editores que atribuyan falsamente un escrito a alguna persona que no sea su autor, se exige a los editores tener propiedades por un valor de mil pesos o presentar fianza equivalente, se establece el derecho a réplica, se otorga a los gobernadores el derecho a designar los jurados de imprenta lo que antes era competencia de los concejos municipales.

La ruptura de José Tadeo Monagas con los conservadores y “el golpe” contra el Congreso el 24 de octubre de 1848, pone fin al predominio conservador y el 27 de abril de 1849, el Congreso controlado por los liberales sanciona otro Código de Imprenta, en el cual mezclan sus convenientes políticas del momento con algunos principios doctrinarios. Eliminan el derecho a réplica, reponen a los concejos municipales la potestad del nombramiento de los jurados de imprenta y suprimen del Código los delitos de sedición (contra el orden público) y los subversivos (contra el dogma religioso).

Las elecciones de 1850, en las cuales resultó vencedor José Gregorio Monagas, vuelven a encrespar los ánimos políticos que se traducen en guerrillas y levantamiento de nuevas polémicas periodísticas, tan fogosas y descalificadotas como las de los años 40. Entre los periódicos de ese entonces vale la pena citar El Porvenir, El Candelariano, Asmodeo, La Prensa Eleccionaria, El Triunfo Liberal, El Bachaquero, El Rebenque.

Este agrietamiento del clima político lleva al gobierno en 1854 a reformar el código del 49 y restablecer el delito de sedición. Un año más tarde, gobernando ya José Tadeo Monagas por segunda vez, se dicta otro Código de Imprenta muy parecido al del año 49.

Aparte de los periódicos políticos, en la década del 50 aparecen otras publicaciones de gran significación. Uno de ellos fue El Diario de Avisos y El Semanario de las Provincias, que circularon desde 1850 hasta 1861, el último editado por Mariano Briceño. La modalidad de este medio era su carácter de diario en Caracas y de semanario en la provincia, además de un estilo sobrio y reflexivo, a diferencia de muchas publicaciones de la época. En 1856 aparece El Foro, primero como revista quincenal y desde 1857 como diario. En ambas etapas su especialización son los temas jurídicos, las doctrinas y discusiones tribunalicias.


Su fundador y director licenciado Luis Manojo fue abogado muy conocido quien también participó en la política opinándose a la hegemonía de los Monagas. Mientras tanto, la situación social y económica continúa deteriorándose.

La abolición de la esclavitud no aminora el conflicto entre los desposeídos y los latifundistas. En los valles de Aragua y Carabobo se desata una guerra campesina, en los Llanos proliferan las guerrillas y el bandolerismo, como parte del prólogo de la Guerra Federal que estremecerá al país en los próximos años. En 1858 se sanciona una nueva Constitución que otra vez reafirma la libertad de imprenta. Poco más tarde, en enero de 1862, en plena guerra, el gobierno de Páez dicta un decreto que la restringe. Se prohíbe la publicación de noticias sobre el conflicto que no provengan de las autoridades militares o de los periódicos oficiales, se hace obligatorio que cualquier periódico, hoja o folleto, lleve la firma de su autor o autores y se autoriza a los gobernadores de provincia a proceder contra los autores de impresos que inciten a la rebelión, y a recoger las publicaciones. En esos tiempos vuelve a destacar como periodista de opinión Juan Vicente González, quien en sus columnas y editoriales de El Foro y El Heraldo, ataca furiosamente la dictadura pancista.

El decreto de Páez tendrá corta vigencia, el 24 de abril de 1863, el Pacto de Coche establece la paz y el triunfo de la federación. Juan Crisóstomo Falcón asume la presidencia y Antonio Guzmán Blanco la vicepresidencia. En marzo del 1864 se promulga la nueva Constitución y por primera y única vez en la historia de la República, en el artículo 14 numeral 6, se garantiza la libertad de prensa sin restricciones:

Art. 14 La Nación garantiza a los venezolanos: numeral. 6, dice “la libertad de pensamiento expresada de palabra o por medio de la prensa, ésta sin restricción alguna.

Seis años más tarde, Guzmán Blanco inicia su larga dominación o “autocracia”  que, por espacio de casi veinte años, dirige al país en nombre del Gran Partido Liberal Amarillo. En ese prolongado período se mantiene la vigencia de la Constitución del 1864, pero sólo en el papel. En la realidad, los órganos oficiosos como El Federalista y La Opinión Nacional son los únicos que tienen continuidad dedicados a la tarea de exaltar y cantar loas al caudillo y a las ejecutorias de su gobierno. La Opinión Nacional, fundado y dirigido por un hábil puertorriqueño, Fausto Teodoro Aldrey, se convirtió en el vocero por excelencia del guzmancismo. Aparte de este dudoso mérito, tuvo el de incorporar a la prensa venezolana la imprenta a vapor y procedimientos y técnicas modernas a tono con el espíritu modernizador de Guzmán Blanco. Otros periódicos que hacían oposición moderada como El Deber, El Anunciador y La Prensa Libre, sufren presiones y sus redactores persecuciones y encarcelamientos. Con Guzmán comienza en Venezuela el periodismo de la adulación y la alabanza a los gobernantes, siempre protegido y financiado por las altas esferas oficiales.

Las últimas décadas del siglo XIX ven nacer algunas publicaciones de mucha significación en el terreno artístico y literario, como las revistas El Zulia Ilustrado (1888-1891) y el Cojo Ilustrado (1892-1915), en las cuales se despliegan las tendencias modernistas. Otra publicación importante del momento es la Revista Venezolana, fundada en Caracas en 1881 por el prócer cubano José Martí. Hacia fines de siglo, el diario El Pregonero, en Caracas, inicia la impresión por energía eléctrica.

En Maracaibo se destaca El Fonógrafo, periódico que circuló desde 1879 hasta 1917. En Caracas, también en el año 79 circula El Obrero, una de las primeras publicaciones en las cuales se intenta difundir las ideas del socialismo.

En 1894, bajo el gobierno del último gran caudillo del liberalismo, Joaquín Crespo, una Asamblea Constituyente termina con la libertad de prensa sin restricciones, establecida en la Constitución del 64. El texto, referido a la libertad de expresión, queda así:

Art. 14. La constitución garantiza a todos los venezolanos la efectividad de los siguientes derechos: numeral 6 dice “ la libre expresión del pensamiento de palabra o por medio de la prensa. En los casos de calumnia o injuria quedan al agraviado expeditas sus acciones para deducirlas ante los Tribunales de Justicia competentes conforme a las leyes comunes, pero el inculpado no podrá ser detenido o preso, en ningún caso, sino después de dictada por el Tribunal competente la sentencia que lo condene.

Este derecho es reglamentado por el Congreso el mismo año. En el reglamento se obligaba a los editores a publicar el pie de imprenta y a participar a las autoridades la fundación de cualquier periódico, so pena de ser considerado clandestino.

Se prohibía a los extranjeros ser editores o propietarios de periódicos de índole política, establecía el derecho de réplica e indicaba que las multas que se aplicasen a los infractores de la ley serían entregadas a las escuelas.

El reglamento duró poco tiempo, pues fue derogado un año más tarde.

La crisis política representada por el ocaso de la prolongada hegemonía del Partido Liberal Amarillo y la emergencia económica debido a la caída de los precios internacionales del café, son las notas predominantes del fin de siglo XIX. Estas circunstancias permiten la llegada al poder de Cipriano Castro, caudillo de la revolución Restauradora. Sus años de gobierno (1899-1908) transcurren entre múltiples levantamientos armados, conflictos con empresas extranjeras y el bloqueo de nuestras costas por buques de guerra de las potencias imperialistas de Europa. Castro, además, gobierna con espíritu personalista y dictatorial. Dos periódicos caraqueños, El Constitucional, dirigidos por Gumersindo Rivas y La Restauración Liberal de Arias Sandoval, cumplen el papel de adulación y servilismo inaugurado por La Opinión Nacional en tiempos de Guzmán. Sus artículos y editoriales, siempre prestos para ensalzar a Castro son reproducidos en otros periódicos del interior sostenido por gobiernos regionales.

Pese al recelo y vigilancia de las autoridades, en el interior del país se fundan algunos diarios que tendrán larga vida y mantendrán una decorosa independencia, ejemplo de ellos son: El Impulso, fundado en Carora en 1904 y luego mudado a Barquisimeto y El Luchador (Ciudad Bolívar 1905). Pocos años más tarde, en 1909, se funda El Universal y La Religión en Caracas, este último fue un diario de la Iglesia católica, al igual que La Columna de Maracaibo y El Diario Católico del Táchira.

La prensa hacia finales del siglo XIX y principios del XX, juega un papel relevante en el plano cultura. En cualquier diario del país se divulga la producción poética y literaria, así como la corriente filosófica en boga: el positivismo, con su inclinación por la ciencia y el progreso material. Se hacen permanentes llamados a la construcción de vías de comunicación, a la tecnificación de la agricultura y a la reforma de la educación. A través de la reproducción de periódicos y revistas extranjeras, se publican ensayos y textos diversos de conocidos autores europeos. Las informaciones internacionales de los grandes sucesos de la época: la guerra ruso-japonés, la revolución democrática burguesa en Rusia y luego la revolución bolchevique, son seguidas día a día por medio del cable francés. De la misma manera se enjuician críticamente la expansión y el creciente imperialismo de los Estados Unidos en el área del Caribe y América Latina en general.

Al gobierno de Castro lo sucede el de Juan Vicente Gómez, que a partir de 1913 se tornará en una feroz dictadura personalista hasta su muerte en 1935. Como Guzmán y Castro, Gómez tendrá sus periódicos oficiosos como El Nuevo Diario y El Universal.

También en 1922 se funda El Heraldo, y en el 24 el semanario humorístico Fantoches, dirigido por Leoncio Martínez (Leo). En 1927, La Esfera. Huelga decir que durante el régimen gomecista Venezuela no conoció la libertad de prensa y que el exilio y la cárcel fueron el destino de cientos de ciudadanos. Seguramente fue Rafael Arévalo González el primer periodista en sufrir las embestidas del régimen, cuando en 1913, en el diario El Pregonero, se atrevió a lanzar la candidatura presidencial del doctor Félix Montes, gesto que pagó con la cárcel y la clausura del periódico.

A la muerte del dictador, en diciembre de 1935, una multitud destruyó e incendió los locales de El Nuevo Diario y estuvo a punto de hacer lo mismo con El Universal y La Esfera. Algunos meses después, el gobierno de López Contreras, presionado por el clero, reformó la Constitución prohibiendo la difusión de las ideas comunistas y anarquistas por considerarlas contrarias a la paz social. Con base en esta disposición legal, fueron perseguidos periodistas y clausurados algunos periódicos, entre ellos el humorístico Fantoches. Pese a la represión política de esos años, algunos periódicos como Ahora y Crítica lograron amplia aceptación popular y fueron un fiel reflejo de las inquietudes de un país que después de tres décadas de dictadura se abría lenta y trabajosamente hacia regímenes más democráticos. En Ahora colaboró como articulista y editorialista Rómulo Betancourt.

Cabe mencionar dos acontecimientos importantes donde la prensa fue la protagonista. El primer de ellos ocurrió el 14 de febrero de 1936, pues el jueves 13 los directores de periódicos se reunieron para enfrentar la censura que se aplicaba desde hacía días y resolvieron suspender la publicación de los diarios para solicitar la libertad de prensa. Allí estuvieron los representantes de la prensa y de la radio pero además se sumaron organizaciones políticas, populares y sindicales. El 14 se inicia la manifestación en la calle y se produce un enfrentamiento con la policía del gobierno: ¿el resultado? Unos cien heridos, pero también “…la derogatoria del decreto sobre la censura, la restitución de las garantías, el desplazamiento de connotadas figuras del gomezalato y la presentación de un moderno programa de gobierno” (Díaz, 1998: 30).

El segundo de los acontecimientos fue la huelga de protesta realizada el 11 y 12 de junio de 1936 contra la llamada “ley Lara”, la cual colocó al gobierno de López Contreras en una situación verdaderamente crítica. “La famosa ley y condenaba a varios años de prisión a los responsables de acciones contra las instituciones del Estado o que las desprestigiaran. Otro artículo autorizaba a la policía para entrar a reuniones privadas y disolverlas a plan de machete cuando hubiese aglomeración que obstaculizara el tránsito.

Todos los partidos estaban obligados a remitir a la policía la nómina de sus miembros y copias de las actas de las asambleas o de reuniones de directivas. La libertad de expresión se restringía severamente y quedaban definitivamente prohibidas aquellas doctrinas que, según el criterio oficial, pudiesen ‘equipararse al comunismo, etc.’” (Díaz, 1998: 35). Como resultado de esta manifestación el gobierno lopecista se vio obligado a introducir algunas modificaciones que flexibilizaron la “ley Lara”.

Los años que transcurren después de la muerte del “Benemérito”, se inicia un “boom” en la prensa escrita que se caracterizó por la expansión y especialización de los medios: “…paulatinamente comenzaron a aparecer periódicos y revistas especializadas en algunas áreas como mercadeo, economía, gerencia y negocios, a la par que esta tendencia hacia la especialización se comenzó a delinear, internamente, dentro de los
grandes y tradicionales diarios” (Pellegrino, 2004)

También para esos años de postdictadura, como era lógico, circularon muchos periódicos y folletos clandestinos, entre ellos El Martillo, de orientación comunista. En 1941, un grupo de escritores y dibujantes encabezados por Claudio Cedeño, fundó el seminario humorístico El Morrocoy Azul, que tuvo muy amplia aceptación hasta su desaparición, luego del derrocamiento de Rómulo Gallegos, el 24 de noviembre de 1948. En el semanario colaboraron escritores como Miguel Otero Silva, Andrés Eloy Blanco, los hermanos Aníbal y Aquiles Nazca, “Kotepa” Delgado y los dibujantes y caricaturistas Joaquín Pardo, Claudio Cedeño, Higinio Yépez, Carlos Galindo y otros.

Considerado de los mejores en su género, este periódico descolló por la visión satírica y crítica de los hechos y personajes políticos y su visión jocosa de las costumbres nacionales, rasgos que han sido comunes en las publicaciones humorísticas del país.

Finalizado el gobierno de López Contreras, durante la administración de Isaías Medina
Angarita, se reforma la Constitución del 36 y se elimina la prohibición sobre las ideas comunistas y anarquistas. La libertad de prensa queda de nuevo garantizada con la excepción de las expresiones que constituyan injuria, calumnia, difamación, ultraje o incitación a delinquir. También se prohibía el anonimato, la propaganda de guerra y la encaminada a la subversión del orden político y social. La nueva situación política favoreció la aparición de periódicos de partido: El País, de Acción Democrática y Aquí Está del partido comunista. COPEI tuvo su órgano de expresión con El Gráfico, fundado en 1947 en oposición al gobierno de la junta presidida por Rómulo Betancourt.

Los primeros años de la década del 40 fueron fructíferos para el desarrollo del periodismo en el país. Nacen Últimas Noticias (1941) y El Nacional (1943), diarios que  aunque de estilos muy diferentes (sensacionalista el primero y sobrio el segundo, en mano de su fundadores) hacen hincapié en el aspecto informativo y en el trabajo de calle del reportero, imponiendo además técnicas redaccionales y de diagramación más acordes con el periodismo moderno. El propio oficio del periodista se profesionaliza y deja de ser un trabajo ocasional o una competencia casi exclusiva de políticos y literatos.

En 1947 se funda la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP), precursora del Colegio Nacional de Periodistas (CNP). En ese mismo año y por decreto de la Junta de Gobierno se crea la Escuela de Periodismo con sede en la Universidad Central de Venezuela. En ese período se promulga (1947) otra Constitución que garantiza la libertad de expresión con muy ligeras variantes con respecto a lo establecido durante el gobierno de Medina Angarita.

Los orígenes del Colegio Nacional de Periodistas
El 20 de agosto de 1941 el Comité Organizador de la Asociación de Periodistas Venezolanos, se reunió en el local de la Asociación de Escritores Venezolanos, para luchar por el mantenimiento y ampliación de la libertad de prensa en el país.
Ese día se designó una Junta Directiva Provisional integrada por cinco (5) representantes de los diarios de Caracas y dos (2) más por los semanarios sque en esa época existìan en Carcas. En tal sentido, quedaron nombrados: Pascual Venegas Filardo, de “El Universal”, Manuel B. Pocaterra de “El Heraldo”, Luis Esteban Rey de “Ahora”, Pedro Chacín Chacín de “La Esfera”, Angel C. Mejías de “La Religión”, Julio Ramos de “Fantoches”, Miguel Otero Silva de “El Morrocoy Azul”.
Aparte de los anteriores, firmaron el acta constitutiva de la AVP como socios fundadores, los siguientes periodistas: Luis Noguera, Francisco Pérez, Francisco Visconti, Ramón Díaz Sánchez, Raúl Torres Gómez, Bernardo Joffre, F. Boscán Pinedo, Carlos Congosto, Vicente Gerbasi, Pablo Gil Croes, Juan de Dios Certad, Miguel Ángel Sánchez, Alejandro Cabrera, Candelario Rivero, Guillermo Austria, G. Equileor, Juan Avilán, Francisco Ritcher, J. Moradell, P.A. Ruiz Paz-Castillo, Francisco Delgado, J.M. Gómez Castro, Antonio Simón Calcaño, Mercedes Paláu, Luz Machado de Arnao, Jean Aristiguieta, José Vicente Pepper, José González González, Pedro Hernández Camacho, Antonio Rivero, Simón Ferrer, Joaquín González Eiris, Víctor Simone De Lima, Simón B. Rodríguez, Carlos Irazábal, Claudio Cedeño, Pedro José Vargas, Rafael Ángel Arráiz, Federico León, Valmore Rodríguez, G. Bracho Montiel, Luis A. Blanco Chataing, Rafael Calderón, José Oliveira, Carlos Reyes Escobar, Héctor Aveledo Urbaneja, Carlos Perozo D’Lima, Luis Alberto Paúl, Luis F. Bellorín, Antonio Hernández Ibarra, Antonio Reyes, Francisco J. Ávila, Julio Navarro, Francisco Villanueva, Pérez Cabral, José D. Benavides, Guillermo Lanos, Jaime Albanéz, José Ratto Ciarlo, Cristóbal Hurtado, Benito González C. y Luis Peraza.
La Asociación Venezolana de Periodistas (AVP), fundada en 1941, aprobó que el 27 de Junio de cada año se celebrara el Día Nacional del Periodista Venezolano, en conmemoración histórica del surgimiento del Correo del Orinoco (1818-1821), herramienta de difusión de las victorias militares patriotas en la lucha de independencia contra el imperio español.
Nacimiento del CNP
Luego el Colegio Nacional de Periodistas, fundado en 1976, da continuidad a esa decisión en ratificación de los establecido en la Ley de Ejercicio del Periodismo sancionada por el Congreso de la República en 1972, que en su artículo 40 establece: El Día Nacional del Periodista Venezolano será el 27 de Junio de cada año, en conmemoración del nacimiento del ‘CORREO DEL ORINOCO’ en 1818, vocero de la emancipación nacional; y considerado día feriado para los periodistas.
La primera directiva del Colegio Nacional de Periodistas fue presidida por Héctor Mujica en el período, 1976-1978; y consecutivamente ejercieron la presidencia del CNP Pedro Francisco Lizardo (1978-1980), Gilberto Alcalá (1980-1982 y 1982-1984), Carlos Jaén (1984-1986), Domingo Eduardo Viña (1986-1988), Luis Vezga Godoy (1988-1990), Santiago Betancourt Infante (1990-1992), Eduardo Orozco (1992-1994 y 1994-1996), Manuel Isidro Molina (1996-1998), Levy Benshimol Rodríguez (1998-2008); y actualmente, luego de 10 años sin haberse celebrado elecciones para escoger directivos, el CNP es presidido por William Echeverría para el período 2008-2010.
A través de su historia y con la dirección de sus juntas directivas, el Colegio Nacional de Periodistas ha asumido la defensa de los valores democráticos de la sociedad venezolana, recogiendo el legado de luchas que dejó a lo largo de su existencia la Asociación Venezolana de Periodistas, jornadas en las que el gremio ha estado acompañado y ha respaldado las iniciativas que con iguales objetivos ha adelantado el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), fundado en 1946.
En la base gremial del CNP han sido organizados desde los tiempos de la AVP los círculos de periodistas especializados, tales como los de Periodistas Deportivos, Periodistas Hípicos, Reporteros Gráficos y de Periodismo Científico y Periodismo Militar los cuales cuentan con sus respectivas juntas directivas.
Junto con el Colegio Nacional, en todo el país funcionan 26 seccionales del CNP con directivas organizadas y elegidas en procesos plurales y democràticos, regidas según lo establecido en la Ley de Ejercicio del Periodismo, así como, por el Código de Etica del Periodista y los mandatos de la Convención Nacional de Periodistas, máxima instancia de carácter gremial.
Adicionalmente y como institución que rige todo lo relacionado con la seguridad social de nuestros agremiados, funciona el Instituto de Previsión Social del Periodista (IPSP), cuya directiva está presidida por el licenciado Fernando Delgado.





El 24 de noviembre de 1948, un golpe militar derroca al presidente Gallegos y otra vez se restringe la libertad de expresión. Hay encarcelamiento de periodistas y clausuras de periódicos como Tribuna Popular, El País, El Día (Valencia), Fronteras (San Cristóbal), Bandera (Rubio), El Popular y el Componedor (Barquisimeto) Acción (Valera), El Fiel (Carúpano) y Atalaya (Mérida).

Diarios como El Nacional, Panorama y El Gráfico, fueron suspendidos varias veces temporalmente. Se crean comisiones de examen (censura previa) que debían autorizar todos los materiales de tipo político. Estas comisiones siguieron funcionando aún después de que se sancionara la Constitución de 1953 y fueron suprimidas el 23 de enero de 1958, cuando fue derrocado el gobierno de Marcos Pérez Jiménez.

La etapa de la IV República

En 1961, en el Gobierno de Rómulo Betancourt, se promulga la Constitución que rigió al país hasta 1999. La materia de la libertad de prensa se trataba en el Artículo 66: Todos tienen el derecho de expresar su pensamiento de viva voz o por escrito y de hacer uso para ello de cualquier medio de difusión sin que pueda establecerse censura previa, pero quedan sujetas a pena, de conformidad con la Ley, las expresiones que constituyan delito.

No se permite el anonimato. Tampoco se permitirá la propaganda de guerra ni la que tenga por objeto provocar la desobediencia de las leyes, sin que pueda coartarse el análisis o la crítica de los preceptos legales.

 Desde 1958 y durante toda la década de los años  60, resurge con fuerza el periodismo político como consecuencia de la reapertura democrática. El gobierno de Betancourt se enfrenta a una difícil crisis económica y a diversas intentonas de golpes militares. Por otra parte, la división del partido de gobierno y la influencia de la Revolución Cubana (1959) provocan inquietud popular sobre todo en los medios estudiantiles. Surge la guerrilla rural y urbana y la represión gubernamental. Se denuncian las torturas, asesinatos y desapariciones.

El inquieto clima político tiene su expresión en la prensa: reaparece Tribuna Popular, órgano del partido Comunista fundado en 1948 y que había circulado clandestinamente durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez. Otra publicación importante de tendencia revolucionaria será Izquierda, semanario bien impreso y concebido, dirigido por Domingo Alberto Rangel, periódico que sufrió varias suspensiones y la persecución de sus redactores. De tendencia parecida pero en un estilo más popular, circula Clarín. Algunos años después aparecen El Siglo y El Venezolano, diarios de inclinación izquierdista pero de una orientación más doctrinaria, en los cuales tuvo actuación significativa el entonces diputado José Vicente Rangel.

En el terreno de las publicaciones humorísticas de tendencia crítica, cabe destacar el semanario Dominguito, fundado y dirigido por Gabriel Bracho Montiel y la colaboración de Aquiles y Aníbal Nazca, entre otros escritores. La prensa humorística de ese período comprende además, publicaciones como El Gallo Pelón (fundado en 1953 por el caricaturista Carlos Galindo “Sancho”) Una Señora en Apuros, El Fósforo y algunos años más tarde (década de los 70) El Infarto, El Imbécil, Coromotico, La Saparapanda y El Sádico Ilustrado. En estas publicaciones tuvo gran participación y ganó justa fama el caricaturista Pedro León Zapata. Surge también en esta etapa, aunque con poca duración, algunos diarios de tendencia conservadora como La Razón, Pregón y El Independiente. Bajo la orientación ideológica de Acción Democrática nació La República, dirigido por el periodista Luis Esteban Rey. Desde 1973, primero semanario y luego diario, circuló Punto, periódico del Movimiento al Socialismo (MAS).

Dentro del diarismo informativo debe señalarse la aparición de El Mundo, fundado en febrero de 1958. Este rotativo vino a sumarse a los que ya se distribuían en todo el país como El Nacional, El Universal, Últimas Noticias y La Esfera, este último desapareció pocos años más tarde. En relación con El Nacional, es necesario destacar que ese diario estuvo a punto de desaparecer en 1961, en virtud del veto que le fuera impuesto por la Asociación Nacional de Anunciantes (ANDA), la cual ordenó a sus afiliados no anunciar en el periódico debido a su línea editorial “procastrista” según el criterio de esos sectores económicos. El boicot fue encabezado por la empresa transnacional Sears Roebuck y acatado por la mayor parte de los anunciantes importantes. El resultado fue que el diario, luego de una fuerte crisis económica, se vio obligado a cambiar su política informativa de izquierda moderada para convertirse en una publicación de centro derecha. La transformación ocasionó el despido de una serie de periodistas destacados y la salida de la dirección de su propio dueño, el escritor Miguel Otero Silva.

En 1965 fue fundado La Verdad, diario que intentó reflejar los puntos de vista del empresariado nacional. En el interior destacaban: Panorama, en Maracaibo; El Carabobeño, en Valencia; El Tiempo, en Valera; Vanguardia y luego Diario La Nación, en San Cristóbal, El Vigilante, en Mérida; El Luchador, en Ciudad Bolívar y Antorcha en El Tigre. En el terreno de revistas se encontraban Élite, Momento, Venezuela Gráfica y Páginas. En el terreno político destacaron Rocinante, Deslinde y Reventón, representativas de diversas corrientes de la izquierda. A mediados de los años 70 surgió otra revista política que alcanzó notoriedad por su análisis y denuncias: Resumen, dirigida por Jorge Olavarría.

Parte del renacer del periodismo político que hemos reseñado, propio de los años 60 y 70, en esos años ocurrieron hechos más ligados al mundo comunicacional que transformaron la faz del periodismo nacional. Uno de ellos fue la reapertura en 1958 de la Escuela de Periodismo de la Universidad Central de Venezuela, que había sido clausurada por el gobierno de Marcos Pérez Jiménez. A esta escuela se unieron pronto las de la Universidad del Zulia, fundada en 1959, y la de la Universidad Católica “Andrés Bello”, en Caracas.

Estas escuelas inicialmente formaban sólo periodistas, pero cambiaron su estructura a partir de los años 70 para convertirse en Escuelas de Comunicación Social, con el objetivo de formar otros profesionales del área de la comunicación, tales como publicistas y relacionistas públicos y dividiendo la formación del periodista en áreas vinculada a determinados medios de comunicación.

En 1983 se creó la cuarta carrera de Comunicación Social en Venezuela, la del Núcleo Táchira de la Universidad de los Andes, ahora llamado Núcleo “Dr. Pedro Rincón Gutiérrez”. Algunos años más tarde, entraría en actividad la Escuela de la Universidad “Cecilio Acosta” en Maracaibo y en 1986 se crearía la carrera en la Universidad Bicentenaria de Aragua con sede en Maracay. Y para inicios del siglo XXI, en Venezuela pueden contabilizarse cinco escuelas públicas y seis privadas donde se imparte la carrera de Comunicación Social con sus diferentes menciones.

Este esfuerzo público y privado por convertir al periodismo y a las actividades comunicacionales en profesiones de rango universitario se complementó después de largos años de lucha contra las posiciones empresariales, con la promulgación por el Congreso en 1973 de la Ley del Ejercicio del Periodismo, instrumento legal que abrió paso a la creación del Colegio Nacional de Periodistas (CNP) y reservó a los periodista el ejercicio de su profesión. La Ley fue reformada en 1994, después de una prolongada acción gremial que enfrentó las posiciones adversas de los empresarios agrupados en el Bloque de Prensa y respaldados por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), sindicato patronal de los dueños de los medios que se opuso tenazmente al requisito de la inscripción en el Colegio para el ejercicio profesional.

Las décadas de los 60 y 70 fueron claves en el mejoramiento tecnológico de los procesos de elaboración de las publicaciones. Paulatinamente, se sustituyó la técnica tradicional del levantamiento de textos en plomo, por los procedimientos más avanzados de máquinas componedoras de texto por sistemas de perforación, luego por fotocomposición y por último por la modalidad electrónica de la computación. Se modernizó el tratamiento de las fotografías e ilustraciones, con la impresión en offset, permitiendo mayor rapidez en la edición, más nitidez en la impresión, mejor tratamiento del color y de los contenidos gráficos.

Aunado a estas innovaciones tecnológicas, las décadas del 60 y 70, registran un crecimiento en el número de diarios, en particular en las ciudades del interior del país.

Ello obedeció a diversas razones, entre las cuales destacan el incremento poblacional y la reducción del analfabetismo, el desarrollo de la inversión publicitaria privada y pública y la adopción de una política de créditos a la pequeña y mediana industria que favoreció la fundación de esas empresas. Entre los diarios fundados en esa época destacan: El Imparcial (Maracay, 1960), El Aragueño (Maracay, 1972), La Razón (San Juan de los Morros, 1975), El Diario (Maturín, 1965) El Sol (Maturín, 1970), El Sol, (Porlamar, 1974), Última Hora (Acarigua, 1975), Avance (Barinas, 1965), El Espacio (Barinas 1972), El Regional (Valencia, 1965), Hora Cero (Valencia, 1975), El Informador (Barquisimeto, 1968), Nuevo Siglo (Barquisimeto, 1973), Diario de Oriente (Barcelona, 1973), El Trujillano (Valera, 1973), El Expreso (Ciudad Bolívar, 1965), Provincia (Cumaná, 1969), Siglo XXI (Cumaná, 1974), La Región (Cumaná, 1974) y Crítica (Maracaibo, 1966) (Prado, 1977). Una investigación realizada en 1976, señaló que para ese entonces circulaban en Venezuela 62 diarios de interés general (Mariño: 1977).

En la década de los 80 el periodismo venezolano se encauzó hacia una creciente segmentación del mercado y hacia sectores específicos del público. Los grandes diarios (El Nacional y El Universal) renovaron sus secciones y la organización de sus diferentes cuerpos y páginas. La crisis que enfrentó el país desde mediados de los 80, dio relevancia a los temas económicos y financieros, los cuales ocuparon una destacada proporción en los diarios. Periódicos especializados como Reporte y Economía Hoy aparecieron para llenar la avidez del público por estos temas.

También en esos años el periodismo informativo fue dando paso paulatinamente al de interpretación e investigación. Igualmente se fueron incorporando las nuevas tecnologías que revolucionaban el campo del periodismo.

Paralela a la expansión de la prensa y tal como ocurrió en otros países, en Venezuela también se ha registrado el proceso de concentración de los medios en manos de pocos propietarios. Se trata de conjuntos de empresas de un mismo propietario que controlan la edición y distribución, y en algunos casos se dedican a la importación de publicaciones extranjeras.

Dentro de estos conglomerados se pueden mencionar varios, comenzando por la Organización Diego Cisneros (ODC) cuyas inversiones internacionales superan los 2.000 millones de dólares en la industria de la televisión.

Este conglomerado, buscando su internacionalización, vende en la década de los 80 grandes empresas ubicadas en el país y compra Evenflo y Spalding y se asocia con la televisora latina Univisión, mientras que: “La alianza estratégica con la Hughes Communications le ha permitido una nueva concentración vertical en el área de las comunicaciones a través de DirecTV y Galaxy Latin America, esta última representó para el grupo, una inversión inicial de 65 millones de dólares.” (Pellegrino, 2004).

También el grupo Phelps puede contarse entre los más poderosos. Sus orígenes se remontan a la dictadura de Juan Vicente Gómez, llegaron en esos años a controlar las comunicaciones por medio de ondas populares, radio Caracas Radio y Radio Caracas Televisión; la importación automotriz, a través de El Automóvil Universal y la distribución de artefactos eléctricos a través de El Almacén Americano. Los grupos Phephs y Cisneros concentraron el 60% del negocio comunicacional del país (Pellegrino, 2004).

Otros consorcios que se destacan son el Grupo o Bloque de Armas, fundado por Armando de Armas, que controla los diarios 2001 y Meridiano, varias revistas hípicas y distribuye en Venezuela Mecánica Popular, Hombre de Mundo, Geomundo, Bohemia, Vanidades, Ideas para el Hogar, Fascinación, Cosmopolitan, Buenhogar y hace unos años inauguró la estación Meridiano TV.

El Grupo o Cadena Carriles, fundado por Miguel Ángel Carriles, propietario de Últimas Noticias, El Mundo, revistas como Élite, Cábala y otras. Ambos consorcios poseen además inversiones cuantiosas en otras ramas empresariales entre ellas la textil y la inmobiliaria.

Las empresas editoras de los diarios El Nacional y El Universal pertenecen a las familias Otero Silva y Mata Osorio, respectivamente. En 1995 Guillermo Zuloaga y Alberto Federico Ravell estrenan Globovisión, canal que en la actualidad asumió un rol de gaceta política. Por otro lado está el Grupo Camero (de Omar Camero), que maneja Televen.

Lo que la oposición no dice, las limitaciones y presiones de la IV República

Debe señalarse sí, que en la IV República  se abre a partir de 1958 no ha estado exenta de graves limitaciones a la libertad de prensa. Cierres de periódicos y persecuciones, prisiones de periodistas, fueron moneda corriente durante el gobierno de Rómulo Betancourt (1959-1963), período cuya mayor parte transcurrió bajo el régimen de suspensión de garantías.

Durante el Gobierno de Raúl Leoni, en 1964, desde las esferas sociales se promovió un intento de reglamento del artículo 66 de la Constitución, que felizmente no llegó a ser aprobado por la oposición de diversos sectores políticos, profesionales y empresariales que lo calificaron como una verdadera “ley mordaza”.

En la primera administración de Rafael Caldera, el editor Miguel Ángel Carriles tuvo que salir del país bajo la amenaza de detención. En 1973, el periodista José Ratto Ciarlo, fue juzgado y encarcelado bajo el cargo de “ultraje al pudor” previsto en el Código Penal por haber publicado en Últimas Noticias fragmentos de un libro escrito por Argenis Rodríguez.

Radio Caracas Televisión fue suspendida por tres días, en abril de 1976, bajo la acusación de haber transmitido noticias falsas sobre el secuestro de que había sido objeto el industrial norteamericano William Niehous. El mismo hecho provocó el allanamiento y decomiso de una edición del diario La Verdad.

Casos como estos, a manera de ejemplos, se han repetido con preocupante frecuencia pero, aparte de los allanamientos, juicios y detenciones, nunca han estado ausentes las presiones oficiales y las amenazas francas o veladas.

Durante el Gobierno de Jaime Lusinchi, se empleó la asignación controlada de divisas (indispensables para adquirir materias primas como papel y tinta) como mecanismo para influir sobre la prensa. Mencionar la relación entre el presidente Jaime Lusinchi y su secretaria privada Blanca Ibáñez (hoy, señora de Lusinchi), costó el empleo de algunos periodistas y la agresión personal a otros.

A raíz de la asonada militar  del 4 de febrero de 1992, se volvió a aplicar la censura previa oficial en algunos periódicos, entre ellos El Nacional, así como el allanamiento de la emisora Radio Rumbos. Las constantes manifestaciones y disturbios callejeros ocurridos en ese lapso provocaron la muerte de dos jóvenes reporteros María Verónica Tessari y Virgilio Fernández, como producto de la represión indiscriminada de las fuerzas policiales. En el último gobierno de Rafael Caldera se orquestaron desde las esferas oficiales, campañas de descrédito contra algunos columnistas de prensa, se entorpeció el acceso al Palacio de Miraflores (para los reporteros) y se mantuvo en prisión al periodista William Ojeda, por escribir el libro “Cuánto vale un juez”.

El 18 de junio de 1976 se efectuó la elección de las primeras directivas del Gremio

35 años del CNP

El 18 de junio de 1976, cerca de dos mil quinientos periodistas de todo el país, 45 de ellos en el Táchira, fueron protagonistas del acto oficial que marca el inicio de la historia del Colegio Nacional de Periodistas, CNP: se cumplió el acto de elección de la primera Junta Directiva Nacional. Ese día también se eligieron las juntas directivas de cada seccional.

Fue el día en que nació el CNP, la institución que agrupa hoy a más de 17 mil periodistas del país, al amparo de la Ley del Ejercicio del Periodismo, vigente desde marzo de 1995, como consecuencia de la modificación que se hizo a la ley original, promulgada en agosto de 1972.

A 35 años de tan importante hito gremial, vale la pena traer a memoria un poco de historia de lo ocurrido ese día, primero de la historia institucional cenepista, que quizá contribuya a valorar mejor la existencia del ente gremial que agrupa a los profesionales de la comunicación social en el país.

Las primeras elecciones del Colegio estuvieron marcadas por la participación política, la representación partidista, algo que felizmente ha ido poco a poco desapareciendo del panorama gremial, especialmente en el Táchira, a pesar de los últimos conatos.

Héctor Mujica (ya fallecido), fue postulado por el movimiento Lucha Gremial, con el soporte del PCV, MEP y MIR, como Plancha 1; Luis Felipe Bellorín, representó el Bloque de Prensa Gremialista, y la Onaped, encabezó la plancha 2; el movimiento Prensa Libre, en la plancha 3, postuló a Eleazar Díaz Rangel, hoy director de Ultimas Noticias, y quien para el momento presidía la Asociación Venezolana de Periodistas, madre del CNP. Finalmente, Omar Pérez, fue respaldado por Acción Democrática, en la plancha 4.

Los resultados designaron a Mujica como el primer presidente para la historia del CNP, aunque hubo una trifulca mediática, dado que Pérez se proclamó ganador, sin tener resultados, por lo que Mujica y Rangel anunciaron retirarse y acabar con la institucionalidad de la naciente institución, si no se reconocía el triunfo de Mujica, el cual fue confirmado formalmente por el doctor José Ramón Medina, entonces Fiscal General de la Nación.

En el Táchira

Mientras, en el Táchira la solidaridad y la amistad de los periodistas funcionaban, a pesar de la política. Sólo se presentó una plancha de consenso, que fue inscrita con el apoyo de AD. Entonces sólo había 57 colegiados en el Táchira, y de ellos 45 votaron.

Jesús Romero Anselmi encabezó la directiva, que integraron también Angel Higuerey Espinoza, Nicolás Hernández, Rigoberto Barrientos y Humberto Boscán. Romero y Boscán ya fallecieron.

El tribunal disciplinario quedó integrado por el presbítero Nelson Arellano, director de Diario Católico; Salvador Sánchez y J. A. Rodríguez Silvera. Los dos primeros ya muertos.

Efectuadas las elecciones, la junta directiva seccional se posesionó el 25 de junio, y el domingo 27 celebraron como es ya tradición, el Día del Periodista, el primero como Colegio Nacional, aunque ya desde 1965 se celebraba por la AVP.

El periodismo del nuevo siglo

En la nueva Constitución aprobada y en vigencia, la libertad de expresión y el derecho a la información están consagrados de la siguiente manera.
Art. 57
Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura. Quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado. No se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios, ni los que promuevan intolerancia religiosa.

Art. 58
La comunicación es libre y plural, y comporta los deberes y responsabilidades que indique la ley. Toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sincensura, de acuerdo con los principios de esta constitución, así como el derecho a réplica y rectificación, cuando se vean afectados directamente por informaciones inexactas o agraviantes.

En esta Constitución se contempla también el derecho a honor y a la privacidad de las personas, así como el secreto profesional y la obligación de los funcionarios públicos a dar a conocer las informaciones que el público requiera.

Durante el Gobierno del Comandante Hugo Chávez también fue aprobada la Ley de Responsabilidad Social de la Radio y la Televisión, la “Ley Resorte”.

La Ley fue aprobada por la Asamblea Nacional el 7 de diciembre de 2004, luego de las discusiones entre la oposición y el oficialismo, considerado prioritario para mejorar la calidad de los medios radioeléctricos en Venezuela.

Con 35 artículos, esta ley tiene como objeto: “Establecer en la difusión y recepción de mensajes, la responsabilidad social de los prestadores de servicios de radio y televisión, los anunciantes, los productores nacionales independientes y los usuarios y usuarias, para fomentar el equilibrio democrático entre sus deberes, derechos e intereses a los fines de promover la justicia social y de contribuir con la formación de la ciudadanía, la democracia, la paz, los derechos humanos, la cultura, la educación, la salud y el desarrollo económico de la Nación…”.

La ley se aplica a toda imagen o sonido cuya difusión y recepción sea dentro del territorio de la República Bolivariana de Venezuela, a través de los servicios de radio o televisión públicos  o  privados. Varios de sus artículos definen los tipos de programas, bloques de horario, tiempos de publicidad, propaganda y promociones, producción nacional e independiente. Asimismo propone la creación del directorio de responsabilidad social, el consejo de responsabilidad social y el fondo de responsabilidad social.

Las sanciones correspondientes a quienes incumplan la Ley, comprenden desde multas hasta la suspensión y revocatoria de la concesión otorgada al medio de comunicación radioeléctrica.

Periodismo en la radio y televisión
El 23 de mayo de 1926 se inaugura Radio Caracas (AYRE Broadcasting de Caracas), gracias a la iniciativa de un grupo de particulares que logra interesar en el proyecto a altos jerarcas del régimen. En el plano periodístico, la emisora transmitía noticias publicadas en El Nuevo Diario y también las que captaba del extranjero. La experiencia, sin embargo, dura poco. En 1928 las dificultades económicas y el enrarecimiento de la situación política motivan su cierre. Dos años más tarde, personas ligadas al empresario William Phelps, importador y distribuidor de artefactos eléctricos, ponen en funcionamiento la emisora IBC, que luego de la muerte de Gómez, en 1935, se comenzará a identificar como Radio Caracas. Al poco tiempo de su aparición, la emisora inició las transmisiones de “El Diario Hablado”, el primer noticiero radiofónico del país con dos emisiones diarias. Las informaciones provenían de los periódicos.

Al igual como ocurrió en los Estados Unidos, los editores se negaron a que las agencias de noticias vendieran sus servicios al nuevo medio. Esta situación culminó en

1935. La fundación de Radio Caracas abrió paso para que la radiodifusión se extendiera a todo el país, así para 1940, ya funcionaban Radiodifusora Venezuela, La voz de Carabobo, Radio Valencia, La Voz del Táchira, Ondas Populares, Ondas del Lago, Radio Popular, Ecos del Zulia, Radio Puerto Cabello, Radio Barquisimeto, Radio Coro, Ecos del Orinoco, La Voz de la Fe, Emisora Vargas, Emisoras Unidas y La Voz de La Esfera. En 1940 se sancionó la Ley de Telecomunicaciones y en el 41 el Reglamento de Radiocomunicaciones. Estos instrumentos legales confirieron al Estado la exclusividad para manejar el espacio radioeléctrico y lo facultan para otorgar concesiones a particulares, modalidad e explotación que desde la época hasta ahora se ha mantenido en la radio y la televisión.

Estas dos Leyes fueron modificadas más adelante por lo que la Ley de Telecomunicaciones se sancionó de nuevo en el año 2001 y el Reglamento en el año----.

En la actualidad además de las radios comerciales, las cuales muchas de ellas son cadenas nacionales pertenecientes a grupos económicos poderosos, se ha incorporado a la historia de la radio las emisoras comunitarias que se rigen por el Reglamento de Radiodifusión Sonora y Televisión Abierta Comunitarias de Servicio Público, sin Fines de Lucro, publicada en gaceta oficial en enero de 2002.

En noviembre de 1952 comienza a funcionar la primera estación de televisión del país: Televisora Nacional, dependiente de la Dirección de Información del Ministerio de Relaciones Interiores. Seis meses después (mayo de 1953) se inauguró la primera estación privada Televisa que estuvo en el aire hasta 1960, cuando se transformó en la actual Venevisión. El 18 de agosto de 1953 comenzó a transmitir Radio Caracas Televisión, propiedad del grupo Phelps de la estación radial. En estas dos emisoras hubo participación de capitales norteamericanos de los sectores de las comunicaciones: en Venevisión de la ABC (American Broadcasting Company) y en Radio Caracas de la NBC (Nacional Boadcasting Company). En 1956 se instalaron estaciones en Maracaibo y Valencia, Ondas del Lago Televisión y Radio Valencia Televisión, dos intentos que fracasaron por problemas económicos. Ya en la era de la IV República(1964) un grupo de empresarios cubanos estableció CVTV. Esta estación, años después, pasó a manos del Estado, con el nombre de Venezolana de Televisión (VTV).

El número de estaciones en cada región fue creciendo y hoy por hoy existen unas 40 televisoras comerciales (en cada ciudad pueden existir hasta tres o cuatro estaciones locales), más aquellas que son comunitarias y aquellas de alcance nacional como Globovisión (la cual por cierto se destaca por estar dedicada las 24 horas del día a la información), Meridiano (dedicada al deporte) y Televen de programación variada.

El periodismo de televisión arrancó al mismo tiempo que las estaciones. Eran programas de 30 minutos con abundante información internacional servida de forma coloquial, con uso de modismos y expresiones populares, narración en tono alto, cortinas musicales estridentes, constantes reclamos de los barrios y las comunidades desasistidas. La situación política en permanente ebullición era fuente constante de noticias y controversias que alimentaban a los noticieros. La competencia entre Notirumbos y Radio Reloj Continente se hizo muy cerrada y se trasladó al interior del país gracias a la retransmisión y a los circuitos propios de ambas emisoras. Conducta que se mantiene en muchos medios radiales hasta hoy, porque son muchas las radios que retransmiten los programas más importantes de la capital y algunas llegan a llenar parte de su programación con programación de otras emisoras.

Al igual que en el campo informativo, en la radio y la televisión comenzó el auge que aún mantiene los programas de opinión. En la radio, generalmente a través de la compra de espacios por parte de los periodistas. En la televisión, en programas producidos por las propias estaciones. Hace veinte años, programas como Frente a la Prensa, que se transmitía semanalmente por Venevisión, captaba tanta porción de sintonía como después lo hiciera Primer Plano (ya desaparecido) de Radio Caracas o José Vicente Hoy en  Televen.

El desarrollo de la radiodifusión en Venezuela tomó impulso entre las décadas del 70 y 80. Medio concebido como negocio particular más que como servicio público, la mayor parte de las emisoras se limitan a cubrir zonas urbanas que representan un mercado para los anunciantes, situación que intenta solucionarse con las emisoras comunitarias. Para 1975 en el país funcionaban 150 estaciones, la gran mayoría ubicadas en las regiones de mayor población y desarrollo económico. En la década de los 80, se permitió la instalación de estaciones en frecuencia modulada (FM), hecho que sin duda fortaleció la presencia de medios en ciertos sectores sociales. En la actualidad las emisoras de Amplitud Modulada (AM), Frecuencia Modulada (FM) y las comunitarias suman más de dos mil.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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